SEdeM

La etapa de Dionisio Preciado (1995-1998)

La junta que se logró reunir y fue elegida en noviembre del 94 para darle continuidad desde enero siguiente a la SEdeM, estuvo constituida por los siguientes miembros:

  • Dionisio Preciado y Ruiz de Alegría (presidente)
  • Ismael Fernández de la Cuesta (vicepresidente)
  • Antonio Mena (secretario), sustituido en octubre del 96 por Mª Isabel López Albert
  • Felipe Gértrudix (tesorero)
  • Celsa Alonso (vocal)
  • Begoña Lolo (vocal)
  • Lothar Siemens (vocal)
  • Desde mayo del 97: Ana Vega Toscano (4º vocal)

Con este nuevo equipo se inició el año 1995. El mismo presentó a la asamblea un programa en el que constaban algunos puntos innovadores, como lo eran principalmente la renovación y modernización de los estatutos, asumir la disyuntiva de aumentar la cuota social o generar una política encaminada a captar nuevos socios (pues los gastos asumidos requerían más ingresos) y la celebración durante este mandato de el IV Congreso General de la SEdeM, que se fijó para el año 1997. Excepto lo concerniente a los socios, los otros dos proyectos se llevarían a cabo, y en ello radicó el mediano éxito de este corto mandato.
En este año, el Ministerio de Cultura y la SGAE promovieron un Congreso Internacional de Canto Gregoriano, en el que tuvo la SEdeM destacada participación. Interiormente se vio la necesidad de adquirir un nuevo y más potente ordenador y conectarse a internet, lo que por razones económicas se pospuso para otro año.
En 1996 se puso especial empeño en preparar muy bien el IV Congreso de la SEdeM a celebrar el año siguiente en Madrid. Se recibieron durante el año quejas de varios asociados sobre la línea editorial del boletín, lo cual motivó que en el mes de octubre el secretario, como responsable del mismo, pusiera su cargo a disposición y finalmente dimitiera, siendo sustituido por Mª Isabel López Albert. Por otra parte, Siemens se encargó de elaborar una nueva propuesta de estatutos, que fueron presentados y aprobados por la junta general en diciembre tras introducírseles ciertos retoques. A finales de este año terminó asimismo la etapa de Alfonso de Vicente como director de la Revista, la cual, bajo su mandato, renovó su aspecto con la nueva imagen corporativa de la SEdeM.
Desde 1997 asumió la dirección de la Revista por un cuatrienio Begoña Lolo. Se celebró en el Conservatorio de Madrid, con gran éxito participativo, el IV Congreso general de la SEdeM, con un programa abierto a todos los periodos y especialidades de la Musicología, lo cual aglutinó a una gran masa de comunicantes; las actas se publicaron en la Revista. Dado su incontestable poder de convocatoria, este año fue invitada también la SEdeM a colaborar con estudios musicológicos en un congreso multidisciplinar sobre Felipe II y El Escorial, a celebrar en esta localidad en 1999, a lo que en principio se accedió, si bien cuando llegó el momento no se utilizó a la SEdeM en su convocatoria.
Habiendo sido aprobados el año anterior los nuevos estatutos, en los que se prevén los periodos directivos por cuatro años y con ocho miembros, en el mes de mayo la junta invitó a formar parte como cuarto vocal de la misma a Ana Vega Toscano, que aceptó. Asimismo la Junta General había decidido que, al entrar ya en vigor los estatutos, la junta electa que regía la asociación prolongara su gestión hasta cubrir los cuatro años determinados en el nuevo reglamento, es decir, hasta 1998 inclusive. La entrada del compositor Tomás Marco, antiguo y activo miembro de la SEdeM, como director general del INAEM del Ministerio de Cultura en el año anterior, dio, desde su conocimiento de la realidad, un giro positivo a nuestras relaciones con dicha institución y supuso, al consolidarse la antigua subvención, el camino rápido hacia la recuperación económica de la SEdeM, centrada antes en liquidar deudas pendientes que en volver a potenciar otras actividades. Obsérvese que desde 1991 hasta 2000 se dejó de convocar o se declaró desierto el premio de musicología, que sólo se otorgó una vez durante dicho decenio (en 1993); sin embargo, la «Revista de Musicología» nunca interrumpió para nuestros socios su andadura pujante y renovada.
En 1998 la presidencia de Dionisio Preciado daba muestras de agotamiento. Begoña Lolo trabajó mucho en la preparación de las actas del IV Congreso para publicarlas en la Revista, y orbitaba la preocupación de cuál sería la próxima directiva. El presiente había terminado por no convocar a las juntas a los directivos críticos. Algunos miembros de la junta, sin contar con los otros, prepararon para la asamblea general una candidatura emanada del Conservatorio de Madrid, lo que cogió de sorpresa a los que no participaron en ello. Fue Begoña Lolo quien lo supo y percibió con claridad el perjuicio tan enorme que se le iba a ocasionar a la SEdeM si se elegía a una directiva decantada en favor de uno de los bandos en litigio, el del Conservatorio de Madrid frente al de las Universidades. Propuso una segunda candidatura y, finalmente, antes de que se les enviara a los socios las dos alternativas, se organizó una reunión para llegar a un consenso. Como persona de prestigio aceptada por todas las partes se le ofreció entonces la presidencia a Rosario Álvarez, catedrática de Historia de la Música de la Universidad de La Laguna, quien formó una plancha aglutinadora y fue elegida por la junta general.
De esta manera terminó el cuatrienio de Dionisio Preciado, que en su segunda etapa, tras el relevo en secretaría, entró en una espiral de desorganización interna de la que sólo se tuvo constancia tras entrar a regir la asociación el nuevo equipo presidencial. Es cierto que se neutralizaron las deudas generadas desde el 92, lo que le restó medios a la asociación para abordar sus premios y publicaciones especiales. Pero por otra parte faltó tal vez capacidad de gestión para tirar de los asociados y atenderlos convenientemente. En teoría, a la nueva Presidenta, viviendo a 1.500 km de distancia de la sede social, no le iba a resultar fácil regenerar un proyecto estancado. Sin embargo, pronto conseguiría demostrar que ello era posible.