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La música ha desempeñado un papel relevante en el culto litúrgico romano, dentro del cual tenían especial importancia los recitativos o cantilaciones para las diferentes lecturas: lecciones del oficio, lecturas de la misa, recitativos solemnes, etc. Ya desde el siglo IV comienzan a copiarse libros litúrgicos que se denominaban según el tipo de formularios (Sacramentarios, Leccionarios, Epistolarios, Evangeliarios, etc.). María Concepción Peñas centra su estudio en estos últimos, cuyo ejemplar más antiguo se remonta en España al siglo XI. La parte musical ha sido ordenada según tres criterios generales: en el primero se agrupan todas las melodías que acompañan a la genealogía según San Mateo; el segundo incluye las melodías que corresponden a la genealogía según San Lucas, mientras que el tercero recoge las melodías aplicadas a diez textos evangélicos que no son genealogías.

1983 / 223 páginas